domingo, 12 de junio de 2011

Conflicto en la UAM. Cuando la Universidad se vuelca contra sí misma

Luis Porter*
LAISUM
Desde siempre vengo escuchando el concepto participación académica, y sólo cuando los conflictos rebasan el límite de lo tolerable, surge la pregunta: ¿hay una intención real por parte de las autoridades universitarias de aplicar la ley, de respetar al profesor que desde los cimientos (o quizás desde el sótano) sostiene a la institución con su labor cotidiana? Pregunta a la que le sucede otra no menos importante, ¿Frente a las injusticias y manejos dolosos, existe una voluntad por parte del académico de participar y unirse para hacer algo frente a la destrucción de proyectos por parte de colegas y autoridades? A mi criterio la respuesta es no.

Lo que hoy está sucediendo en la UAM-Cuajimalpa vuelve a poner de manifiesto el problema del abuso de autoridad y la violación de la legislación universitaria, conductas conducentes a la ingobernabilidad que termina perpetuando la inercia de los usos y costumbres contraria al desarrollo y a la búsqueda de calidad y armonía tan necesarias en nuestro país hoy convulsionado. La escisión entre carrera política y carrera académica lleva a que muchos funcionarios, insensibles ante el trabajo intelectual, impongan sus criterios de poder, partiendo de la idea de que el puesto ganado es propiedad de quien lo ocupa. De esta forma, por encima del modelo colegiado que debería de garantizar cierta democracia en la UAM, se imponen decisiones y se frustran proyectos en función de revanchas y facciones, por encima de toda ética y legalidad. Como en otros casos, esta versión en proceso de nuevos actos de impunidad política, prevalece hasta que se rebasan ciertos límites y la gente reacciona y se moviliza.
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