Esteve Giralt
La Vanguardia. com, 12/06/11
Las herramientas de trabajo de Roger Guimerà son su cerebro y potentes ordenadores. Investigador especializado en redes complejas, Roger se entusiasma al explicar las aplicaciones reales de un campo de conocimiento relativamente nuevo. Los artículos en revistas internacionales de referencia que revolucionaron el estudio de las redes complejas se publicaron a finales de los 90. Ahora, estas redes viven precisamente su momento más álgido, con aplicaciones muy diversas, sea para el estudio de los ecosistemas, el sistema financiero mundial, la propagación de una epidemia o las redes sociales en internet.
"Podríamos encontrar el punto débil del metabolismo del E. coli", explica Guimerà. De este modo, se podrían localizar una treintena de agentes posibles para luchar con la temida bacteria. Aunque licenciado en Física por la UB, Roger ha acabado por establecerse en Tarragona como profesor investigador del ICREA (Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats), en el departamento de Ingeniería Química de la Universitat Rovira i Virgili (URV).
Antes estuvo siete años como investigador en Chicago, donde acabó como profesor. Las redes complejas, física estadística mediante, se han convertido en el objeto de su deseo: aprender de sistemas con muchas unidades que están conectadas siguiendo patrones que no son ni totalmente ordenados ni absolutamente caóticos.
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