Abraham Gómez
El Nacional, 30/06/11
A juste de cuentas. Las excusas que se quieran anteponer sobran. Quienes somos hechura y sentimos serios compromisos con la academia nos encontramos en una interesante al tiempo que inevitable ocasión para abrir un fértil debate. Obligados estamos, por la superación de la universidad, a diseñar y promover una y muchas confrontaciones con carácter plural. Que, además, abra horizontes tal intercambio de disímiles posiciones para desplegar, con renovados pensamientos, el futuro de la universidad.
Seamos autocríticos y aceptemos que las universidades se han vuelto endogámicas: los tímidos intentos para crecer y reproducirse sólo han tenido más o menos cierta aceptación hacia adentro.
Resulta que cada vez que se desanudan los intentos para abrir los ojos, para percatarnos del atolladero en que se encuentra la universidad, a alguien se le ocurre que hay que nombrar una comisión de reforma universitaria. Pensamos que por el camino de la reforma no vamos para ninguna parte. Porque la re-forma lleva implícita la intención de analizar únicamente las formas, los aspectos, los bordes, los esquemas, las apariencias.
Seamos autocríticos y aceptemos que las universidades se han vuelto endogámicas: los tímidos intentos para crecer y reproducirse sólo han tenido más o menos cierta aceptación hacia adentro.
Resulta que cada vez que se desanudan los intentos para abrir los ojos, para percatarnos del atolladero en que se encuentra la universidad, a alguien se le ocurre que hay que nombrar una comisión de reforma universitaria. Pensamos que por el camino de la reforma no vamos para ninguna parte. Porque la re-forma lleva implícita la intención de analizar únicamente las formas, los aspectos, los bordes, los esquemas, las apariencias.
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