José Malavé
UDISTAS, 02/03/11
A raíz de los violentos acontecimientos ocurridos el 27 de octubre de 2010 en el campus de Cumaná del Núcleo de Sucre, específicamente en Cerro Colorado, se produjo un proceso –de los más significativos en cuanto a calidad de participación ocurridos en los últimos años– en el cual concurrió un valioso grupo de profesores. Organizado en mesas de trabajo, este conjunto de docentes generó, a partir del diagnóstico de la realidad del campus, una serie de reflexiones y proposiciones para varios ámbitos de la vida universitaria.
En la mesa donde participé se trató el complejo asunto de la convivencia, a nuestro modo de ver, centro y eje del deterioro que vivimos en nuestra universidad. Un aspecto resaltó en el análisis: la decadencia o pérdida de un entorno de referencias culturales efectivas en y entre todos los miembros de la colectividad universitaria, y en particular, en y entre los miembros de la comunidad académica: profesores y estudiantes. En otras palabras, nuestro contexto de ejercicio de la labor de enseñanza y aprendizaje, ese en el que han de formarse (para decirlo con un cliché) las nuevas generaciones de profesionales y conductores de la vida nacional, regional y local, carece de coordenadas y perspectivas consistentes y continuas que sustente en valores la educación humanística y científica, la que ha marcado la esencial tradición universitaria: formación plural, integral, respetuosa del otro, solidaria, responsable y disciplinada, entre otros rasgos.
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