Francisco Rivero
Tal Cual, 22/03/11
La universidad actual se ordena esencialmente a impartir "destrezas".
Esa es la razón por la cual ya no se dedica a educar sino a capacitar técnica y operativamente a los estudiantes que a ella acuden. Este crudo pragmatismo no es accidental: expresa, en el orden pedagógico, la reducción de la razón a poder que define a la modernidad y justifica el proceso de "reconversión" de la institución, de fuente universal y normativa de espíritu y conciencia, en mero instrumento al servicio del poder económico y político de la empresa o el estado.
Este derrumbe espiritual es la causa de su muerte moral, es decir, de su abdicación de la libertad. Dicho en dos palabras, la universidad moderna ya no quiere, ni le importa, ser autónoma. De ahí que haya desechado el pensamiento y se haya subordinado, "pragmática y utilitariamente", a la lógica del mercado capitalista o del estado socialista. Esta es la razón por la cual la universidad ya no educa, ni piensa, ni cuestiona intelectual, espiritual, ni moralmente, al estudiante que a ella acude ni a la sociedad en la que actúa.
Esa es la razón por la cual ya no se dedica a educar sino a capacitar técnica y operativamente a los estudiantes que a ella acuden. Este crudo pragmatismo no es accidental: expresa, en el orden pedagógico, la reducción de la razón a poder que define a la modernidad y justifica el proceso de "reconversión" de la institución, de fuente universal y normativa de espíritu y conciencia, en mero instrumento al servicio del poder económico y político de la empresa o el estado.
Este derrumbe espiritual es la causa de su muerte moral, es decir, de su abdicación de la libertad. Dicho en dos palabras, la universidad moderna ya no quiere, ni le importa, ser autónoma. De ahí que haya desechado el pensamiento y se haya subordinado, "pragmática y utilitariamente", a la lógica del mercado capitalista o del estado socialista. Esta es la razón por la cual la universidad ya no educa, ni piensa, ni cuestiona intelectual, espiritual, ni moralmente, al estudiante que a ella acude ni a la sociedad en la que actúa.
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