Jonatan Alzuru
El Nacional, 30/04/11
La solvencia económica de los profesores universitarios es una condición para investigar, para pensar, para producir intelectualmente. Para que las investigaciones básicas y aplicadas en el ámbito de las ciencias naturales, las teóricas o aquellas que tienen impacto en las comunidades, las llamadas investigación-acción, se desarrollen sin que el investigador se preocupe por las condiciones materiales de existencia. Esto no es una exigencia de unos intelectuales exquisitos, sino de un país que comprende la importancia del quehacer de los intelectuales para la producción científica, técnica y tecnológica que redundará en mayor bienestar para las diversas comunidades que hacen vida en el país. Pero, también, para la posibilidad de generar un clima cultural, en distintos órdenes, que alimenten las miradas del acontecer y configuren espacios donde la producción de horizontes de sentidos se transformen en una máxima de todo aquel que se preocupa por la convivencia, por el asunto del bien común y de sus formas de transar, entre diversos y opuestos actores sociales.
La solvencia económica institucional de las universidades es la condición para que la comunidad intelectual, no preocupada por su subsistencia, pueda dar todo de sí, pueda materializar los diversos tipos de proyectos, individuales, grupales, institucionales o en común acuerdo con la nación; que puedan estos desarrollarse de manera exitosa.
La solvencia económica institucional de las universidades es la condición para que la comunidad intelectual, no preocupada por su subsistencia, pueda dar todo de sí, pueda materializar los diversos tipos de proyectos, individuales, grupales, institucionales o en común acuerdo con la nación; que puedan estos desarrollarse de manera exitosa.
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