Luis Fuenmayor Toro
Últimas Noticias, 26/10/11
La previsión social de los profesores ucevistas, así como su salud y la de sus familias, está desde hace muchos años en manos del Instituto de Previsión de los Profesores (IPP-UCV).
A pesar de las inconsecuencias de distintas autoridades universitarias a lo largo del tiempo, el IPP-UCV ha podido mantenerse funcionando y prestando cada vez un mayor servicio a sus profesores miembros. Es sin lugar a dudas, como lo he afirmado en otras ocasiones, la única empresa universitaria realmente exitosa, con más de 50 años de funcionamiento, administrada democráticamente por los propios profesores, financiada por estos y funcionando en áreas tan trascendentes y difíciles como las de la salud ambulatoria y hospitalaria de sus afiliados y familiares, la educación de los hijos de los docentes y la actividad crediticia de su caja de ahorros.
El IPP-UCV depende de las contribuciones de los docentes, las cuales están en proporción a los sueldos, y de aquellos aportes para seguridad social y educación, que deben surgir bienalmente de la aplicación de las Normas de Homologación. Éstas, lamentablemente, no se aplican como legalmente corresponde desde 2004. La UCV, como patrono de los profesores, tiene responsabilidad en la existencia de esta situación y no puede escudarse en que el Gobierno no le asigna los fondos requeridos. Es inaceptable que le deba al IPP-UCV más de BsF 160 millones por conceptos entre los que destacan el seguro de HCM básico y los servicios médicos. Esta deuda tiene que ser pagada ya, por lo que el Consejo Universitario tendrá que tomar medidas financieras de emergencia.
A pesar de las inconsecuencias de distintas autoridades universitarias a lo largo del tiempo, el IPP-UCV ha podido mantenerse funcionando y prestando cada vez un mayor servicio a sus profesores miembros. Es sin lugar a dudas, como lo he afirmado en otras ocasiones, la única empresa universitaria realmente exitosa, con más de 50 años de funcionamiento, administrada democráticamente por los propios profesores, financiada por estos y funcionando en áreas tan trascendentes y difíciles como las de la salud ambulatoria y hospitalaria de sus afiliados y familiares, la educación de los hijos de los docentes y la actividad crediticia de su caja de ahorros.
El IPP-UCV depende de las contribuciones de los docentes, las cuales están en proporción a los sueldos, y de aquellos aportes para seguridad social y educación, que deben surgir bienalmente de la aplicación de las Normas de Homologación. Éstas, lamentablemente, no se aplican como legalmente corresponde desde 2004. La UCV, como patrono de los profesores, tiene responsabilidad en la existencia de esta situación y no puede escudarse en que el Gobierno no le asigna los fondos requeridos. Es inaceptable que le deba al IPP-UCV más de BsF 160 millones por conceptos entre los que destacan el seguro de HCM básico y los servicios médicos. Esta deuda tiene que ser pagada ya, por lo que el Consejo Universitario tendrá que tomar medidas financieras de emergencia.
Mientras los empleados ucevistas disfrutan de un seguro básico de BsF 20 millones, los profesores sólo tenemos BsF 3 millones y la universidad encima adeuda más de 50% del mismo. ¿Donde está la homologación de la cual todos se beneficiaban en el pasado? ¿Somos los profesores ucevistas venezolanos de segunda? El gremio debe exigir el cumplimiento estricto de un cronograma de pagos de esta millonaria deuda y debe demandar la homologación de beneficios con los otros sectores laborales. Hay que actuar como se hizo en el período 1985-1988, cuando se vivió una crisis similar de incumplimiento del Gobierno y de la universidad.
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