lunes, 13 de diciembre de 2010

El golpe que le dieron a la ciencia augura tiempos oscuros

Roberto Giusti
Entrevista a Elia García, El Universal, 13/12/10

Bióloga y especializada en Toxicología aplicada a sistemas marinos, Elia García sabe enfrentarse mucho mejor a sus amigos de los arrecifes coralíferos, que la a cámara del fotógrafo de El Universal. Decana de Investigación de la Universidad Simón Bolívar, el trabajo que vienen desarrollando con varios grupos de investigadores resulta crucial para evitar que la explotación del los bolsones de gas en el mar territorial venezolano acabe con la biodiversidad submarina de nuestro país.
-Cuáles serán los efectos de la reforma a la ley de Ciencia, Tecnología e Innovación (Locti) aprobada por la Asamblea Nacional?

-Los efectos serán negativos porque desde que la ley fue aprobada originalmente, en el 2005, se estableció una comunicación, entre el sector productivo y las universidades. De manera que casi todas las universidades del país se beneficiaron por los recursos derivados de la aplicación de la Locti.

-Esa relación con el sector productivo, ¿no convirtió a las universidades venezolanas en algo parecido a lo que son las universidades de los EEUU, al servicio de los intereses de las empresas antes que a los de la sociedad?

-No lo veo así porque la ley era bien concreta. Estaban claramente establecidos los lineamientos de los proyectos que podíamos desarrollar en el marco de la ley e inicialmente las universidades trabajamos sobre proyectos incluidos en el Plan Nacional de Ciencia y Tecnología y en áreas prioritarias: energía, gas, petróleo, gas, ambiente, electricidad, la parte social. No era que podíamos hacer cualquier cosa.

-¿Antes que un deber, no era una oportunidad para las universidades?

-Para las universidades lo era. Las industrias comprendieron que los recursos que debían aportar, por mandato de la ley (aquellas con ingresos superiores a 100 mil unidades tributarias debían aportar, según su actividad, desde el 0.5% hasta el 2% de su facturación) debían convertirse en algo que tuviera algún tipo de retorno. La ley contemplaba dos formad de cumplir con la obligación: una era la inversión, figura bajo la cual las empresas podían invertir en si mismas. Y eso fue lo que hicieron muchas de ellas. 
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