Hermann Hudde
El Universal, 30/12/10
Si hay una institución en Venezuela que ha mantenido permanentemente su compromiso con el desarrollo de Venezuela, es la universidad. Como institución, la universidad venezolana ha sido la casa en donde humanistas y científicos producen y debaten ideas, proyectos y sueños que han convertido a Venezuela en un país mejor. Dicha institución es un ejemplo irrefutable de que el respeto y la diversidad, no solamente pueden convivir plenamente, sino que ambas prácticas se nutren y necesitan mutuamente, enriqueciendo, de esta forma, a todos los miembros de la comunidad universitaria y al país. Esto ha sido siempre una condición sine qua non del recinto universitario. La universidad en Venezuela, por su espíritu y naturaleza, también ha sido la casa de todos los venezolanos; compatriotas de todas las regiones, edades y estratos sociales, que se han formado en sus aulas, porque una parte importante de la formación que se inculca en las universidades venezolanas, no es solamente el aprendizaje de una profesión, sino la vivencia de la universalidad humana. Por lo tanto, es una gran falacia decir que en las universidades venezolanas se ha formado sólo a la "élite". Ésta es una opinión muy mezquina, porque tratar de desvirtuar el verdadero rol que ha ejercido la universidad venezolana como institución fundamental para el desarrollo humano en Venezuela, es como intentar tapar el sol con un dedo. Al contrario, lo que ha hecho la universidad venezolana como institución, es trabajar éticamente y con el mejor de sus propósitos, para formar ciudadanos responsables y creativos, comprometidos con Venezuela, Latinoamérica y el mundo
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