Juan Libedinsky (La Nación/Argentina)
El Nacional, 26/12/10
E stados Unidos, 15; Reino Unido, 3; Canadá, 1; Suiza, 1.
Resto del mundo, 0.
Los números son elocuentes: en las 20 universidades top del mundo, según el ranking de Times Higher Education (THS), el gran país del Norte lleva una ventaja abismal sobre el resto del planeta. Eso no quiere decir, sin embargo, que el resto prefiera mirar para otro lado, o le reste importancia al asunto. Por el contrario, desde hace algunos años hay una obsesión generalizada -y en aumento- para que las instituciones de educación superior de cada país aparezcan, si no entre las top 20, al menos entre las 100 o incluso 200 de los rankings más prestigiosos a escala internacional.
La razón es muy simple: los listados más reconocidos, como el del THS, el QS World University Rankings y el Academic Ranking of World Universities (ARWU, también conocido como Shanghai ranking) dejaron de ser simplemente una forma de comparar la excelencia universitaria en la era de la educación globalizada para tomar una importancia que va mucho más allá de su objetivo original: a partir de los resultados las universidades a menudo definen sus estrategias, e incluso los gobiernos deciden políticas educativas.
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