La Nación, Editorial, 25/02/11
Una característica saliente del tiempo que vivimos es la transformación continua de las actividades humanas, que se van modificando con vertiginoso ritmo. Esa realidad ha llevado a una afirmación paradójica: lo único constante es el cambio, proposición que resume la experiencia observada en variados campos; uno fundamental es el referido al trabajo y el ejercicio profesional. En ese sentido, es evidente la influencia del prodigioso crecimiento de los conocimientos científicos y las creaciones tecnológicas, que han gravitado decisivamente en el avance de la productividad y la eficiencia en el orden de la economía contemporánea.
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