lunes, 14 de febrero de 2011

Gobierno, universidad y salud


Luis Fuenmayor Toro
La Razón, 13/02/11
Las universidades, a través de sus laboratorios asistenciales de salud, de las investigaciones que realiza en este campo y de sus investigaciones básicas, producen conocimientos que permiten explicarse los problemas del sector, la solución de los mismos y aproximarse al diseño de un sistema nacional de salud, que resuelva las dificultades, limitaciones y fallas existentes y mejore profundamente la salud de la población, lo que redundaría en un ascenso importante de las condiciones de vida de la población. Ésta es la función de las universidades en el sector salud, además de formar los profesionales, para que presten sus servicios a la sociedad, formar los investigadores en este campo y ayudar en las labores de educación sanitaria de la población.

Al Gobierno le compete el financiamiento universitario adecuado, para que la universidad pueda cumplir las funciones señaladas, y la instrumentación de todas las ejecutorias necesarias: Promoción de la salud (incluye la educación de la población), prevención de enfermedades (infecciosas, contagiosas, genéticas, laborales, crónicas, ambientales, accidentales, catastróficas y cualquier otra), atención y tratamiento del enfermo (ambulatorio y hospitalario), la recuperación y la rehabilitación, para la inserción del paciente nuevamente sano a su vida cotidiana en las mejores condiciones posibles. Debe también atender las discapacidades que puedan producirse. Éstas, enfatizo, son responsabilidades del Ministerio de Salud, cuyas fallas, insuficiencias e incumplimientos no puede achacarlos a las instituciones educativas superiores

Este gobierno, y los del pasado, ocultaban su desidia en materia de atención de salud, dirigiendo sus culpas hacia otras instituciones. Chávez ha sido particularmente “creativo” en este sentido y muy agresivo con las universidades, las cuales no están libres de pecado en relación al cumplimiento eficaz y eficiente de sus responsabilidades, pero no son culpables de muchos de los males que el Gobierno les endilga. No tienen la culpa de que muchos graduados, al no ver claro un futuro tranquilo para su ejercicio profesional, se vayan del país hacia otros destinos, lo que no los hace traidores. No traicionaron a sus patrias los europeos que dejaron sus países para buscar mejores destinos en Venezuela, como no lo han hecho los colombianos, peruanos y ecuatorianos, que viven en Venezuela.

Los gobiernos, al no garantizar empleo estable, seguro, bien remunerado y con las condiciones para su mejor desempeño, son los únicos responsables de la emigración de sus nacionales. Los traidores a sus respectivas patrias son ellos, han sido sus presidentes, al no permitir que la gente pueda trabajar dignamente en su patria, luego de terminadas sus carreras universitarias. Tampoco es culpa de la universidad la formación de profesionales que buscan el ejercicio privado de la profesión, como manipuladoramente señala el Presidente. El estudiante llega ya adulto a la universidad, con una serie de valores y antivalores, como se quiera, ya incorporados en su conducta, que toma del medio social existente, el cual el Gobierno de Chávez ha sido incapaz de cambiar en lo más mínimo. Es entonces más responsable el Gobierno que las universidades en este caso.

¿No hay ejercicio liberal de las profesiones en Venezuela? ¿No se obtiene mucho mayores ingresos y estatus social en el ejercicio liberal que en el ejercicio oficial? ¿No son muy bajos los salarios en la administración pública? ¿Quién es el responsable de esta situación? ¿Cuál es el ejemplo que da el Gobierno a los venezolanos jóvenes? ¿Los elevadísimos sueldos de los altos funcionarios del TSJ, CNE, PDVSA, SENIAT, Asamblea Nacional, Banco Central, fundaciones, corporaciones, gobernaciones y alcaldías? ¿Las bajísimas remuneraciones del resto del personal, sin importar su calificación? ¿La corrupción desatada de funcionarios y de sus familiares? ¿La creación de una nueva burguesía? Por favor…

A los jóvenes venezolanos no se les garantiza su seguridad personal, la de sus familiares y las de sus bienes. No se les garantiza a los médicos y enfermeras en los hospitales y centros de salud. No todos los médicos son “peseteros” ni los investigadores son “Ciro Peraloca”, señor Presidente. Aprenda a respetar si quiere que lo respeten. Su campaña contra los profesionales, su desdén por el conocimiento, su menosprecio a quienes hicieron un gran esfuerzo y son hoy académicos o profesionales de alto nivel, es también responsable de la fuga de talentos. El resentimiento social que usted demuestra cada vez que habla, cuya causa ignoro pues usted llegó al más elevado nivel político que cualquier venezolano pueda aspirar, no es el mejor consejero para ser un buen gobernante. Buque en sus acciones las causas de muchos de los males que dice combatir. Seguramente cambiaría su conducta y el rumbo de su gobierno.

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