Tomás Guardia Ortega
El Universal, 28/02/11
Hay quienes piensan que la educación debe estar sustentada en la consolidación de un cierto modelo de definición de lo que debe ser el "ser humano" obedeciendo a ciertos lineamientos políticos-ideológicos que se trazan fuera de la universidad y que por ende las instituciones de educación superior deben obedecer y acatar estas directrices impuestas por el gobierno de turno; esta corriente de pensamiento era la que se encontraba en la recién vetada Ley de Educación Universitaria. Otros pensamos totalmente lo contrario, que la educación debe ser totalmente libre, plural y no debe obedecer a ningún tipo de lineamiento político-partidista impuesto desde ningún lado. Uno de los valores agregados de la autonomía universitaria es la libertad de cátedra, esta se concibe en el contexto literal de la palabra: el profesor basado en su experiencia académica es el único indicado en decidir lo que se debe impartir dentro de las aulas de clases, por supuesto siguiendo el programa del curso a dictar pero con cierta flexibilidad para incorporar los elementos personales que distinguen y marcan la diferencia entre la clase de uno u otro profesor.
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