Tulio Hernández
El Nacional, 13/02/11
Estoy seguro de que muy pocos lectores conocen la historia de los libros presos. Saben, no lo dudo, que en Venezuela hay políticos, empresarios, jueces, generales presos, la mayoría de ellos sin debido proceso, porque en nuestro país es normal que un deseo del jefe de gobierno se convierta en orden que los jueces deben cumplir aunque violen la ley. Pero la de los libros en cautiverio es otra historia para contar.
Se trata de poco más de 35.000 ejemplares (¡!) a los que nadie, ni lectores, ni autores ni editores, puede tener acceso porque se hallan arrumados en la oscuridad de los sótanos del edificio Mene Grande, en Caracas, privados de libertad por un crimen que no cometieron.
Se trata de poco más de 35.000 ejemplares (¡!) a los que nadie, ni lectores, ni autores ni editores, puede tener acceso porque se hallan arrumados en la oscuridad de los sótanos del edificio Mene Grande, en Caracas, privados de libertad por un crimen que no cometieron.
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