Últimas Noticias, 14/11/10
Si hay un espacio donde la democracia venezolana ha sido puesta a prueba, ese es el de la universidad autónoma y democrática.
He pasado toda mi vida adulta en la Universidad Central de Venezuela, en la Escuela de Comunicación Social, antes Periodismo. Durante la década del sesenta, mientras el país miraba con horror los planteamientos de la izquierda radical, con cierta razón, había un debate intenso al interior del alma máter. Todas las locuras, las decisiones serias, las rectificaciones y demás planteamientos de aquellos años tuvieron eco y se debatieron plenamente en la UCV. Irreverentes, radicales, revolucionarios, pro gobierno, adecos, copeyanos, urredistas, comunistas y masistas, además de independientes y ultraizquierdistas tuvieron un espacio de convivencia para discutir, debatir, conversar y reflexionar sin ningún tipo de censura.
Es, gracias a ello, que hoy frente a las locuras del proceso, mal llamado bolivariano y revolucionario, las universidades, y especialmente la Central, muy rápidamente se dieron cuenta -profesores, estudiantes y empleados- lo que pretendían hacer con nuestra universidad estos revolucionarios de pacotilla.
Primero, fue la toma del llamado M-28. Salieron con las tablas en la cabeza y ahora intentan hacerse pasar por demócratas convocando a un referéndum chimbo. Para plantear las dos ideas que ellos se empeñan en señalar: por una parte, la supuesta constituyente universitaria y por la otra la reforma de la Ley de Universidades. La universidad venezolana, apegada a la autonomía desde la Reforma de Córdoba (Argentina, 1918), ha ido desarrollando todo un enorme potencial, que muchas veces la gente desconoce. Frente a la tragedia de que nuestros jóvenes egresados, especialmente en Medicina y otras ciencias de la salud, emigran del país, por los bajos salarios, la inseguridad y la pretendida descalificación frente a profesionales muy inferiormente formados, escuchamos desde los polos desarrollados y del primer mundo cómo el profesional venezolano es apreciado y valorado en los países a donde emigra.
Las universidades nacionales han aumentado su prestigio internacional. Los profesionales de la Universidad Central, la del Zulia, la de los Andes, la Bolívar, la Católica y la Metropolitana, entre otras, han captado la admiración y el reconocimiento del primer mundo. Volveré sobre el tema.
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