Abordar la compleja trama de la política educativa es algo que compete a todos los profesores de nuestro país, pues, aunque existe un inconformismo generalizado alrededor de la política educativa y los componentes que esta ostenta, por parte del cuerpo profesoral de nuestro país, no se hace otra cosa diferente que aceptarlas. Por consiguiente en esta breve disertación se hará mención alrededor de la Educación Superior, la universidad, y un llamado a la resignificación del compromiso social que el profesor tiene como trabajador de la cultura, en procura de una mejor nación. Análisis del Observador Jeffer Harvey Cabezas ( jefharvey@hotmail.com )
El hecho de que siga considerándose como un producto susceptible de ser explotado, en función única y exclusiva de su carácter económico, ha provocado una crisis desde hace ya varios años como lo denota Boaventura de Soussa (2006), en su libro “La universidad en el siglo XXI: Para una reforma democrática y emancipadora de la universidad”[1], en el que se desarrolla el concepto de vulnerabilidad de algunas características sociales de la Educación Superior, tales como la hegemonía, la legitimidad y la crisis institucional.
Es importante pensar hasta qué punto se puede afectar la Educación Superior en la medida, en que hoy por hoy, se le resta autonomía y libertad para ejercer su papel. Cuando esto sucede, se privilegian la desigualdad en la producción del conocimiento, la pérdida de identidad cultural, la pluralidad y el respeto por el otro, formando en las instituciones de carácter superior simplemente mano de obra calificada.
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