viernes, 26 de noviembre de 2010

Política educativa en educación superior y su incidencia en el profesor universitario

Jeffer Harvey Cabezas
El Observatorio de la Universidad Colombiana

Abordar la compleja trama de la política educativa es algo que compete a todos los profesores de nuestro país, pues, aunque existe un inconformismo generalizado alrededor de la política educativa y los componentes que esta ostenta, por parte del cuerpo profesoral de nuestro país, no se hace otra cosa diferente que aceptarlas. Por consiguiente en esta breve disertación se hará mención alrededor de la Educación Superior, la universidad, y un llamado a la resignificación del compromiso social que el profesor tiene como trabajador de la cultura, en procura de una mejor nación. Análisis del Observador Jeffer Harvey Cabezas ( jefharvey@hotmail.com )Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla

Pensar en la Educación Superior de hoy conlleva a pensar sus implicaciones de carácter político, histórico, económico y, por supuesto, de carácter social de cara a la realidad actual. La Universidad de hoy, por consiguiente, debe ser concebida no sólo como un producto más, sino como una institución de servicio a la comunidad, como un ente académico, capaz de generar conocimiento y como una tierra perdurable en el tiempo y susceptible de nuevos sembradíos y cosechas.

El hecho de que siga considerándose como un producto susceptible de ser explotado, en función única y exclusiva de su carácter económico, ha provocado una crisis desde hace ya varios años como lo denota Boaventura de Soussa (2006), en su libro “La universidad en el siglo XXI: Para una reforma democrática y emancipadora de la universidad”[1], en el que se desarrolla el concepto de vulnerabilidad de algunas características sociales de la Educación Superior, tales como la hegemonía, la legitimidad y la crisis institucional.

Es importante pensar hasta qué punto se puede afectar la Educación Superior en la medida, en que hoy por hoy, se le resta autonomía y libertad para ejercer su papel. Cuando esto sucede, se privilegian la desigualdad en la producción del conocimiento, la pérdida de identidad cultural, la pluralidad y el respeto por el otro, formando en las instituciones de carácter superior simplemente mano de obra calificada.

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