Rafael Rangel Aldao
El Universal, 20/11/10
El Universal, 20/11/10
Las soluciones para reconstruir el país no provendrán de los círculos académicos tradicionales. Luego de escuchar a nuestras augustas academias, esperamos por más propuestas, una menor dosis del pasado y mucho mayor contenido innovador. La necesidad es obvia de restituir el balance entre los poderes públicos, rescatar instituciones, recuperar equilibrios entre mandantes y mandatarios, los derechos humanos, bajar la inflación, devolver la independencia del BCV, estimular la ciencia y la tecnología.
Todo eso hay que reponerlo, claro, pero en la forma que demanda una era más compleja y sistémica. Un nuevo diseño, que ponga en marcha un reloj detenido en los años setenta, y que al menos arranque ya entrado el siglo XXI y supere al Estado-Nación y la llamada soberanía, conceptos borrados, entre otras antiguallas, por la interdependencia posmoderna.
La incertidumbre, desencadenada por desequilibrios globales en diversos órdenes (ecológicos, energéticos, económicos y políticos) resultó en un aumento avasallante del grado de complejidad de todo el planeta. Las nuevas tecnologías, la sociedad del conocimiento y las redes complejas de información nos ayudan a salir adelante, mas son claramente insuficientes, hay que innovar más, mucho más. Mientras tanto, nuestro sistema educativo permanece estático, en la segunda mitad del siglo XX. Un pensum anclado así lo confirma.
La propuesta académica de restitución socioeconómica seguramente que traerá nuevas entregas. Hasta ahora, sólo parece indicar que nos cayó una bomba atómica social y destruyó toda civilidad; a restituir, pues, casas y edificios, calles y servicios. Tal vez, pero no bajo el mismo diseño del siglo pasado.
No, señores, la oportunidad existe ahora para abordar exitosamente esta nueva complejidad, con conocimientos y tecnologías que aseguren a la sociedad civil un mejor control sobre su propio destino. Basta ya de intervención centralizada, democrática o no.
El Universal
Todo eso hay que reponerlo, claro, pero en la forma que demanda una era más compleja y sistémica. Un nuevo diseño, que ponga en marcha un reloj detenido en los años setenta, y que al menos arranque ya entrado el siglo XXI y supere al Estado-Nación y la llamada soberanía, conceptos borrados, entre otras antiguallas, por la interdependencia posmoderna.
La incertidumbre, desencadenada por desequilibrios globales en diversos órdenes (ecológicos, energéticos, económicos y políticos) resultó en un aumento avasallante del grado de complejidad de todo el planeta. Las nuevas tecnologías, la sociedad del conocimiento y las redes complejas de información nos ayudan a salir adelante, mas son claramente insuficientes, hay que innovar más, mucho más. Mientras tanto, nuestro sistema educativo permanece estático, en la segunda mitad del siglo XX. Un pensum anclado así lo confirma.
La propuesta académica de restitución socioeconómica seguramente que traerá nuevas entregas. Hasta ahora, sólo parece indicar que nos cayó una bomba atómica social y destruyó toda civilidad; a restituir, pues, casas y edificios, calles y servicios. Tal vez, pero no bajo el mismo diseño del siglo pasado.
No, señores, la oportunidad existe ahora para abordar exitosamente esta nueva complejidad, con conocimientos y tecnologías que aseguren a la sociedad civil un mejor control sobre su propio destino. Basta ya de intervención centralizada, democrática o no.
El Universal
No hay comentarios:
Publicar un comentario