Sólo algunas observaciones previas, de las tantas que pudiéramos hacer al texto presentado a continuación.Interpretamos que el autor de este artículo promueve la creación de un movimiento pedagógico americano con base en unas ideas que supuestamente el régimen chavista ha comenzado a construir en nuestro país. No sólo es un texto de lugares comunes, de frases que se repiten mecánicamente sin cesar desde hace muchos años, aquí y en otros lugares del mundo. Es un escrito preñado de delirios y mentiras, de afirmaciones desmentidas en nuestra realidad educativa del día a día. Sostener, por ejemplo, que “nos reconocemos como parte de valiosas tradiciones emancipadoras que dejaron huellas en la educación” no tiene sintonía con lo que de una manera aberrante viene haciendo en la práctica el gobierno chavista en materia educativa, al hacer un uso equivocado y distorsionado de las ideas y pensamientos de varios educadores venezolanos y latinoamericanos que en verdad dejaron una significativa impronta en nuestra historia. Tampoco tiene asidero en los hechos educativos de la vida venezolana actual, la aseveración de que estamos “…avanzando en el reconocimiento y la reconstrucción del pensamiento crítico y las prácticas liberadoras…” Realmente, la idea de un pensamiento crítico está en las antípodas de la educación que promueve y realiza en los hechos el régimen, con una fuerte ideologización y una práctica política perversa y de culto al personalismo. Asimismo, resulta cínica “la proposición de avanzar en una alternativa que impulse la práctica reflexiva, colectiva, innovadora e investigativa de su propio hacer pedagógico”, si tomamos en cuenta las deterioradas condiciones de trabajo de los docentes venezolanos de hoy en día por causa de las nefastas políticas oficiales. Nota de Eleazar Narváez
Movimiento Pedagógico nuestro
El Nacional, 16/11/10
Quienes nos encontramos, compañeras y compañeros de distintas organizaciones, colectivos y países de nuestra América, nos reconocemos como parte de valiosas tradiciones emancipadoras que dejaron huellas en la educación.
Asumimos la memoria y las luchas por la educación pública, avanzando en el reconocimiento y la reconstrucción del pensamiento crítico y las prácticas liberadoras de nuestro continente y el mundo.
Nuestro norte se propone una pedagogía que contribuya a la construcción de una sociedad sin opresores ni oprimidos.
Nos oponemos a las viejas y nuevas formas de colonización en todos los aspectos de la vida social, y particularmente en la esfera educativa.
Confrontamos con las políticas educativas que apuntan al reforzamiento del neocolonialismo y la dominación clasista en la actual coyuntura histórica: certificación y calidad educativa bajo la impronta de la ISO, competitividad y superespecialización bajo el señuelo de la modernización eficientista.
Proponemos una política y una pedagogía que permita la superación de los efectos enajenantes de la división social del trabajo capitalista al escindir el pensar, el sentir, el decir y el hacer, fragmentando y atomizando el conocimiento, todo esto concretado en: currículo reproductor, desempeño docente libresco y repetitivo, didácticas y estrategias metodológicas estandarizadas y mecánicas, evaluación y supervisión punitiva, separación escuela-comunidad (ver y discutir la palabra "comunidad").
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