Alejandro Mayordomo*
*Doctor en Pedagogía y catedrático de Teoría e Historia de la Educación en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Valencia, España.
*Doctor en Pedagogía y catedrático de Teoría e Historia de la Educación en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Valencia, España.
SÍNTESIS: El objetivo del presente artículo es la revisión de la educación cívica desde dos perspectivas básicas: por un lado se intenta aproximar su lectura a los impulsos históricos y las necesidades sociales de esa cuestión en América Latina, y, por otro, se trata de subrayar, particularmente, la necesidad de que la educación cívica, como ámbito formativo, pueda generar capacidad de actuación política. Se presentan, entonces, las razones que demandan la revisión antes mencionada, las vinculaciones que se deben exigir con el trabajo de profundización o vivificación de los principios y las prácticas democráticas, es decir, las líneas básicas para una política pedagógica en este campo. Desde esta perspectiva, se enfatizan algunos puntos considerados como razones básicas para exigir el significado político de la educación cívica: el protagonismo plural, la colaboración social constructiva y la responsabilidad del compromiso activo. El objetivo final es, pues, el de hacer de esta práctica educacional un elemento de construcción personal y social, un recurso para el conocimiento de la problemática social contemporánea y de los valores y proyectos éticos presentes, un incentivo para el reconocimiento y el ejercicio del compromiso cívico y la responsabilidad, un medio para comprender que el ejercicio de la ciudadanía implica el derecho –en igualdad– al acceso y participación en los espacios públicos.
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