REYNALDO LOAIZA JARAMILLO
Coordinador Institución Educativa, INEM Felipe Pérez, Pereira, Colombia
Revista Iberoamericana de Educación
Coordinador Institución Educativa, INEM Felipe Pérez, Pereira, Colombia
Revista Iberoamericana de Educación
Partamos de este hecho; el ser humano es el ser más contradictorio de la naturaleza, las hormigas, lentas pero seguras, trazan su camino y lo siguen sin importar que se interpone en él, simplemente alguien dio el primer paso y el resto ya sabía lo que tenía que hacer, ni modo de hacer cátedra sobre la naturaleza de las abejas, de las aves o de los rebaños de cabras que habitan los escarpados riscos, según vi en un programa naturalista de la televisión.
Ayer, bastante ayer, nuestros ancestros ni se enteraron que esas benditas cabras existían, que el
nido de golondrina, en alguna parte del mundo, es un manjar exquisito o que el caviar, simplemente, son los huevos de un pescado (hembra por supuesto), y mucho más ayer, pero mucho más, nuestros antepasados cuando se enteraban de la última noticia, ya era lo que hoy llamamos cuento viejo, ¿el motivo?, la distancia, las noticias navegaban en canoa, a caballo y a pié. Eso explica el hecho de por qué el ser humano tuvo que sentarse a meditar sobre cómo ganarle a la distancia para que la información fuese lo más inmediata posible, ¿la forma?; señales, muchas señales, visuales y auditivas, eso hacen los animales según vi en ése mismo programa, lo curioso es que quien hace la señal no es cuestionado por uno de sus
congéneres por la forma o los artilugios que usa para que sean efectivas, ¿la contradicción?, el ser humano cuestiona algo que la lógica le indica que sí funciona, pero, que debe ser a su manera y no a la del otro. ¿Quién al fin nos pone de acuerdo?, claro, un ser cuerdo que tenga algún tipo de autoridad sobre las partes en desacuerdo, ése, según recuerdo, en casa era papá o mamá porque, en aquellos tiempos (hoy los hijos reclaman ¿dónde están mis padres?) eran los que sabían de la vida y eran toda una autoridad para aconsejar, orientar y buscar acuerdos.
Texto completo
Ayer, bastante ayer, nuestros ancestros ni se enteraron que esas benditas cabras existían, que el
nido de golondrina, en alguna parte del mundo, es un manjar exquisito o que el caviar, simplemente, son los huevos de un pescado (hembra por supuesto), y mucho más ayer, pero mucho más, nuestros antepasados cuando se enteraban de la última noticia, ya era lo que hoy llamamos cuento viejo, ¿el motivo?, la distancia, las noticias navegaban en canoa, a caballo y a pié. Eso explica el hecho de por qué el ser humano tuvo que sentarse a meditar sobre cómo ganarle a la distancia para que la información fuese lo más inmediata posible, ¿la forma?; señales, muchas señales, visuales y auditivas, eso hacen los animales según vi en ése mismo programa, lo curioso es que quien hace la señal no es cuestionado por uno de sus
congéneres por la forma o los artilugios que usa para que sean efectivas, ¿la contradicción?, el ser humano cuestiona algo que la lógica le indica que sí funciona, pero, que debe ser a su manera y no a la del otro. ¿Quién al fin nos pone de acuerdo?, claro, un ser cuerdo que tenga algún tipo de autoridad sobre las partes en desacuerdo, ése, según recuerdo, en casa era papá o mamá porque, en aquellos tiempos (hoy los hijos reclaman ¿dónde están mis padres?) eran los que sabían de la vida y eran toda una autoridad para aconsejar, orientar y buscar acuerdos.
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Muy agradecido por la divulgación del material y además del pensamiento de un maestro convencido que el cambio cultural de la sociedad hacia formas mas desarrolladas parte de las aulas de clase, más aún de la voluntad del maestro común y con el la voluntad real del Estado animado en esas direcciones.
ResponderEliminarReynaldo Loaiza Jaramillo