Nerio Enrique Romero
El Universal, 29/01/11
Creo necesario comenzar afirmando que es preferible tener las universidades autónomas de hoy, aun con sus deficiencias, que unas universidades sometidas al criterio político de este o cualquier otro gobierno. Lo cual no es excusa para desconocer que padecen desviaciones y deficiencias que no hemos sabido, podido y (a veces) querido superar. Ellas, si bien prestan un importante servicio al país, más transparente, eficiente y eficaz que el de la mayoría de organismos públicos, están muy lejos de tener un funcionamiento y rendimiento óptimos. ¿Qué cambiar?:
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